Crecí viendo realidades muy distintas del envejecimiento en mi familia. Tuve dos abuelas completamente opuestas y también vi cómo tíos y otros familiares terminaron dependiendo del cuidado de hijas o parejas, muchas veces sin previsión ni conocimiento de otras alternativas. Eso me marcó profundamente.

Con esa historia en el corazón, seguí mi propio camino. Trabajé en el mundo corporativo, lideré equipos, emprendí, volví al corporativo y me certifiqué como Coach. Durante años creí que mi propósito estaba en el logro profesional.

Hasta que un día, tomé una decisión que cambiaría todo: me hice cargo de un ELEAM del grupo.

Ahí comprendí realmente lo que significa cuidar. Detrás de cada ingreso había historias, culpas, dudas, desgaste emocional, conflictos familiares. Las decisiones nunca eran fáciles. Me enfrenté a la realidad de muchas familias, y también a lo que faltaba para que pudieran tomar mejores decisiones.

En ese proceso, continué investigando, estudiando y me formé como Gerontóloga Social, me rodeé de mentores y especialistas en longevidad y economía plateada. Aprendí desde la experiencia, desde la empatía y desde lo profesional. Y encontré claridad.”